La experiencia de compartir las emociones con esclerosis múltiple
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El momento del diagnóstico de esclerosis múltiple supone un antes y un después en la vida de la persona con EM y de quienes la rodean. A partir de ese momento, se inicia el proceso de afrontar la pérdida de la propia salud.
Para las personas con esclerosis múltiple, la pérdida de salud que implica el diagnóstico provoca la vivencia de emociones complejas y diversas: rabia, tristeza, cambios de emociones bruscos, etc. Es por eso por lo que se experimentan nuevas inseguridades y dudas principalmente enfocadas en:
- La incerteza del futuro
- La aparición de dificultades en las relaciones sociales
- El planteamiento de alternativas en el ámbito laboral
Un estudio realizado por Esclerosis Múltiple España, sobre la percepción de las personas con EM en relación a su calidad de vida, muestra que el 35% de las personas encuestadas (N=1076) afirma necesitar apoyo psicológico, mientras que el 41% reconoce la necesidad de obtener más información de la enfermedad para poder gestionarla mejor.
Ante este hecho, si la persona obtiene el apoyo adecuado también tendrá la oportunidad de crear estrategias de regulación emocional que, tal y como indica la palabra, son acciones y métodos dirigidos a regular la respuesta psicológica ante el problema.
El 35% de las personas encuestadas por Esclerosis Múltiple España reconoce la necesidad de apoyo psicológico, mientras que el 41% afirma que necesita más información sobre la enfermedad para poderla gestionar mejor
Entre otras, existe la posibilidad de participar en un grupo de apoyo. Estos pueden suponer un eje vertebrador esencial dentro del proceso rehabilitador, con el objetivo de ofrecer un espacio terapéutico para compartir vivencias con otras personas diagnosticadas. Esto posibilita la gestión de las emociones negativas que genera el propio diagnóstico, como la rabia y la frustración, y el desarrollo de técnicas emocionales para gestionarlas.
En este sentido, el Programa de Apoyo de la Comunidad Australiana de Personas con EM publicó en 2013 los resultados de un estudio realizado con una muestra de 33 personas que afirmaron que, después de pasar por un grupo de apoyo, habían mejorado su calidad de vida en relación con la depresión, la ansiedad y el estrés.
Es necesario tener en mente que la implicación en el grupo también supone una herramienta clave de cambio, ya que escuchar las experiencias y recursos de otras personas puede ayudar a afrontar de forma más positiva la nueva situación y reconvertir la propia situación actual.
Autora: Laia Miralles, trabajadora social de la Fundación Esclerosis Múltiple
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