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La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune crónica del sistema nervioso central. El hecho de que sea una enfermedad autoinmune significa que ataca las propias células. En el caso de la esclerosis múltiple, el sistema inmunológico ataca la mielina, que es la sustancia encargada de la conducción de los impulsos nerviosos, por lo que si resulta dañada produce una interrupción de esta transmisión y aparecen los síntomas y signos característicos de la enfermedad.
Hay diferentes tipos de esclerosis múltiple:
A pesar de los grandes avances de los últimos años, no existe aún una cura para la esclerosis múltiple. Se trata de una enfermedad crónica que, una vez desarrollada, se tiene toda la vida. Sin embargo, sí hay esperanza de cura.
Los investigadores conocen la esclerosis múltiple cada vez mejor y ponen especial énfasis en lograr la reparación del sistema nervioso central.
Cada caso es único. Los síntomas de la esclerosis múltiple varían de una persona a otra y cada persona evolucionará de diferente manera en función del área dañada y de la capacidad de recuperación de su organismo. Sin embargo, los síntomas pueden ir desde:
La esclerosis múltiple es una enfermedad de adultos jóvenes. De hecho, es la segunda causa de incapacidad de este grupo de población, después de los accidentes de tráfico.
En la esclerosis múltiple remitente-recurrente los primeros síntomas o brotes de la enfermedad suelen aparecer entre los 20 y 40 años.
La esclerosis múltiple primaria progresiva (uno de los tipos de EM) aparece más tardíamente, a partir de los 40 años.
Hasta un 10% de los casos se diagnostica en niños menores de 18 años.
La esclerosis múltiple no se diagnostica con una única prueba. El proceso diagnóstico puede ser largo y con frecuencia puede suponer un reto incluso para el neurólogo más experimentado.
El diagnóstico a menudo comienza con una exploración neurológica detallada. A partir de esta exploración, se pedirán más pruebas.
Las pruebas que se solicitan con más frecuencia son:
La esclerosis múltiple no es hereditaria. Una enfermedad se considera hereditaria cuando se transmite directamente de padres a hijos. En el caso de la esclerosis múltiple no es así.
Los estudios realizados apuntan que un 2% de los niños con padres y/o madres con esclerosis múltiple tienen riesgo de tenerla en el futuro, y no por herencia, sino por tener más susceptibilidad genética a desarrollarla. Incluso en el caso de que sean hermanos gemelos, si uno de los dos desarrolla la enfermedad, el otro hermano tiene un 25% de posibilidades de tener esclerosis múltiple.
Sí. Hay muchas maneras de adaptar tu puesto de trabajo a las necesidades que puedan surgir a raíz de la EM. También puedes, si lo necesitas, reorientar tu carrera profesional. Desde la Fundación Esclerosis Múltiple te podemos ayudar a formarte en nuevos ámbitos y, si es necesario, a encontrar un puesto de trabajo que se adapte a tus necesidades.
La esclerosis múltiple no supone ningún impedimento para ser madre. Se ha demostrado que el periodo de embarazo no empeora la enfermedad, sino que incluso la puede mejorar. La gestación se deberá hacer con una buena planificación, teniendo en cuenta que la mayoría de tratamientos para la EM están contraindicados en el embarazo y la lactancia. Después del parto, es posible que las mujeres con EM sufran un nuevo brote de la enfermedad y, por tanto, es importante tener apoyo para cuidar al niño en este caso.
Desde la Fundación y centros de investigación como el Cemcat trabajamos para que el impacto de la EM en la persona sea el menor posible. Dependerá del tipo y el grado de tu enfermedad, pero en la mayoría de casos, se puede continuar con el mismo tipo de vida que antes de la EM. Se recomienda, sin embargo, adoptar tipos de vida saludables (no fumar, descansar suficiente, hacer ejercicio…).
Se trata de dos enfermedades neurológicas que afectan al sistema nervioso.